El luto, un proceso intrínseco al ser humano, se manifiesta no solo en nuestras emociones y rituales, sino también en los colores que elegimos para representar nuestro duelo. A lo largo de la historia y cruzando fronteras culturales, los colores han servido como un lenguaje universal para expresar pérdida y remembranza.
En este artículo, nos adentraremos en el significado y la evolución de los colores asociados al luto, explorando cómo distintas culturas alrededor del mundo los han adoptado y adaptado a sus tradiciones y creencias.
El Negro: Simbolismo en el Luto Occidental
El color negro ha sido durante siglos el símbolo por excelencia del luto en gran parte del mundo occidental. Según Kübler-Ross (1969), en su modelo sobre las etapas del duelo, el luto se acompaña de una serie de respuestas emocionales, psicológicas y sociales, en las que el color de la vestimenta puede jugar un papel simbólico importante. La elección del negro como color de luto se remonta a la época romana, aunque fue durante la época victoriana en Inglaterra cuando las normas del luto se volvieron especialmente rígidas y codificadas, influyendo en muchas de nuestras prácticas actuales.
Desde una perspectiva psicológica, el negro es un color que denota seriedad, solemnidad y respeto, elementos cruciales en el proceso de duelo. La psicología del color sugiere que el negro puede proporcionar un escudo emocional, ofreciendo a quienes lo visten una barrera simbólica contra el mundo exterior en un momento de vulnerabilidad (Hemphill, 1996). Este aspecto del luto, donde el color actúa como una forma de comunicación no verbal de nuestro estado interno, es fundamental en la comprensión cultural del duelo.
El Blanco: Simbolismo y Variedad Cultural en el Luto
El color blanco, a menudo asociado con la pureza, la paz y la trascendencia, adopta un significado especial en el contexto del duelo en varias culturas, especialmente en algunas sociedades orientales. A diferencia del negro predominante en el Occidente, el blanco se utiliza en rituales de luto en países como China, Corea y la India, simbolizando no solo la ausencia y el vacío dejado por el ser querido, sino también la creencia en la espiritualidad y el más allá.
La elección del blanco en estos rituales de luto se basa en concepciones filosóficas y religiosas que difieren significativamente de las perspectivas occidentales sobre la muerte. Por ejemplo, en el budismo, que ejerce una influencia considerable en las prácticas culturales de varios países asiáticos, el blanco simboliza la liberación y la pureza esencial del alma que se desprende de las ataduras terrenales. Aún analizando la tesis de Kubler-Ross (1969), esta interpretación se alinea con las etapas del duelo y la aceptación de la muerte como parte integral de la vida, proporcionando un consuelo y una estructura para los rituales funerarios.
El Rojo: Entre el Duelo y la Celebración, Una Exploración de su Polifacético Simbolismo Cultural
El color rojo, con su intensa presencia visual y emocional, se manifiesta a través de una amplia gama de significados en el contexto del luto y las prácticas funerarias en diversas culturas alrededor del mundo. A diferencia de la tranquilidad y pureza simbolizada por el blanco, el rojo evoca pasiones más fuertes y, dependiendo del contexto cultural, puede representar desde la vida y la energía hasta el dolor y la muerte.
En las culturas occidentales, el rojo a menudo se asocia con el amor, la pasión y el sacrificio. Esta dualidad se extiende a las prácticas de luto, donde el rojo puede simbolizar tanto el amor perdurable hacia el difunto como el dolor por su partida. Según Barthes (1967) en “Sistemas de la moda”, el color rojo en la vestimenta puede comunicar una variedad de estados emocionales, incluyendo el duelo, especialmente cuando se utiliza en accesorios o detalles específicos como señal de respeto hacia el fallecido.
En contraste, en muchas culturas asiáticas, el rojo posee connotaciones predominantemente positivas, asociadas con la suerte y la prosperidad. En China, por ejemplo, el rojo es un color tradicionalmente utilizado en los funerales para honrar a los antepasados y desear al espíritu del difunto un viaje favorable al más allá, como lo indica Kieschnick (2003) en “The Impact of Buddhism on Chinese Material Culture”. Esta práctica subraya la creencia en una vida después de la muerte y la importancia de asegurar una transición positiva para el alma.
